18 abril 2014

las venas abiertas de mis brazos finos


para atrás se comenzaron a sentir mis anacrónicas neuronas
luego del lunes y su lluvia interminable.
caló hondo El Tano, liquidó cada encanto y
arrasó con un temporal de gritos y blasfemias.

elijo mi pequeña muerte segundo a segundo;
rememoro la pasividad de los 8, mi no pensar -mi no sentir;
mi represión sostenida en veranos catastróficos.

fermenta del suelo arenoso un dulce vendaval:
reconozco tu olor a pesar de los chanchos y sus corrales,
auguro que pasarás descalza por el frente del gélido bar/
pero, como siempre, mi epitafio es un fracaso;

y la reverberación de tu voz que se camufla en los
eucaliptos del parque vaticinan un final infeliz:
como el de la película que aún no ha sido filmada
y el guion que nadie jamás se atrevió a escribir.
caen ruidosas las miradas al suelo y
se aventuran a recorrer toda la oscuridad
que ilumina nuestros pies.

hago silencio/ te observo
te deseo
te necesito/ te odio
exploto y renazco entre flores grises
sin aroma
sin mutual ni doctor que logre frenar la hemorragia;
y pirámides que desaparecen,
fugaces como aquel beso
al que nunca asistimos.

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