da para salir de la cueva
algunos minutos
y recorrer los suculentos espacios vacíos
que enarbolan tus pestañas
fue la primavera
- enardecedora de manicomios –
la que desparramó las alpargatas
y descoció las pastillitas de colores.
saltábamos
gritábamos
éramos sienes que
ardían y gemían
nos golpeábamos
una vez
dos veces
siempre.
tratábamos de vivir
- y fallamos –
pero descubrimos
que los ángeles no tienen alas
ni viven engrapados en arpas doradas
también descubrimos
que la multitud estaba equivocada
que la muerte era eficaz
y los parlantes decían mentiras
encontrábamos coincidencias en el desamor
dolores en el teflón
y la lluvia caía de a montones sobre nuestras espaldas
y la lluvia caía de a montones sobre nuestros reflejos
y la lluvia caía de a montones sobre nuestros escombros
la lluvia caía
decía la tele-visión
- nos empapabamos de sermones -
y corríamos entre lineas
da para salir al sol algunos minutos
y ver
como las miserias
viven de mí
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