El estrepitoso gusano se movía frente a sus ojos. Era verde y tenía ampollas y llagas; él era pequeño y tenía hambre. Lo tomó de un extremo y sin pensarlo de nuevo, se lo metió en la boca. Respiró hondo, saboreó y finalmente lo tragó. Satisfecho, regresó a su nido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario